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¡Volver a vernos al descubierto!

  • Compartimos contigo los efectos de haber utilizado tanto tiempo el cubrebocas… Cede la pandemia y, lentamente, en varios países ya podemos circular sin taparnos, al menos al exterior. Ahora, más que nunca, es necesario poner atención a las consecuencias que dejaron en el rostro y qué cuidados procurar.



Ante el anuncio de flexibilizar el uso de mascarillas sanitarias al aire libre y, ojalá, mantenerlas si la distancia social es inferior a dos metros, debemos enfrentar los daños y problemas que han ocasionado en la piel del rostro, debido a su uso diario y por largos meses.


Si bien el objetivo de usar estos elementos de protección fue, es y será prevenir, o bien, disminuir los contagios por Covid 19, también son innegables las consecuencias que han dejado en el rostro. “Su efecto oclusivo, invernadero y la falta de oxigenación es un hecho, en mayor o menor grado dependiendo de cada tipo cutáneo. Ciertamente, el manto hidrolipídico se ha visto comprometido, ya sea con sequedad, sudor, humedad, exceso de grasa u otras condiciones”, explica Catalina Aguirre, cosmetóloga y CEO de KUMIKO Skincare.


Ante este escenario, recomienda enfocarse en los tratamientos que restablezcan y devuelvan la salud dérmica, con una dedicada rutina de cuidados. Limpiar e hidratar son acciones imprescindibles para volver a tener luminosidad, vitalidad y tono uniforme, así como para contrarrestar la apariencia apagada, opaca y con signos de fatiga. Quienes tienen pieles más secas, junto a una limpieza efectiva y sin irritar, deben aplicar una extra hidratación.


Según Catalina Aguirre, el caso contrario también ha sido muy común. “Los cubrebocas han aumentado la oleosidad en la zona protegida; aparte han incrementado acné, rosáceas, dermatitis, poros dilatados y presencia de granos, entre otras situaciones. La limpieza diaria, en la mañana y en la noche, es tan recomendable como obligatoria; ideal con fórmulas suaves y no irritantes, ojalá con agua micelar o productos en gel”.


Aconseja hidratar, diariamente, con activos antioxidantes, calmantes y regeneradores, que estimulen la reparación de la piel durante el día y su regeneración por la noche. “La exfoliación, por su parte, es una buena medida de rescate, respetando los espacios de tiempo ajustados a cada tipo de piel”, precisa. De igual forma, sugiere incrementar el uso de formulaciones que contengan ácido hialurónico y vitamina C, por su poder antioxidante y su acción contra los radicales libres, además de retinol y péptidos con efecto botulínico. Estos dos últimos, ideal durante la noche con uso de bloqueador a la mañana siguiente.


Aparte de hidratar eficazmente, no hay que olvidar la protección solar elevada, sin importar la estación del año. Está comprobado que en invierno los rayos UV siguen actuando, produciendo daño acumulativo y envejecimiento prematuro. Y a lo anterior, hay que agregar el deterioro por la acción de luces artificiales, en especial las de las pantallas (computadores, tablets y celulares), que causan oxidación celular.


A más de dos años de emergencia sanitaria, incluso ya se habla de un nuevo término, el ‘maskné pandémico’ (del inglés ‘mask’ y ‘acne’), que se refiere al brote de espinillas y granos surgidos en el área cubierta (nariz, mejillas, contorno de la boca y mentón). Y muchos se refieren a otros efectos ocasionados por los cubrebocas, como son la tirantez ejercida sobre las orejas, y la presión total sobre el rostro, que provoca que las mejillas se desparramen y la piel alrededor de los ojos se comprima indebidamente. A esto hay que agregar ceños fruncidos en exceso y cejas ejercitadas más que lo normal para acentuar gestos.

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